Hay países que te dan buen rollo nada más aterrizar y poner un pie en tierra, y Chile es uno de ellos.
Fue salir y ver la cordillera de los Andes de lejos (y entre nubes de polución), sentir el calorcito veraniego, ver a Catita y a la Jose (mis amigas chilenas), instalarme en una casa (la de Cata) como si fuera la mía y salir por Santiago como si fuera Pamplona pero acompañada de guías que no tienen precio. En definitiva, fue sentirme como en casa y pensar,....esto me va a gustar!!
Apenas 5 días después, me fue por donde vine, (de nuevo hacia el Pacífico) para aterrizar en una isla de cuento: Isla de Pascua.
Isla de Pascua es un triángulo de tierra donde se respira tranquilidad y se disfruta de su gente, sus danzas, su increíble música y su cultura más polinésica que chilena.
No se si hay muchos sitios en el planeta donde se pueda subir al punto más alto, girar sobre tí mismo 360 º y ver a demás de la isla entera, la inmensidad del Océano y atisbar la redondez de la tierra. Aqui y sólo aqui, puedo sentarme a ver una puesta de sol entre moais, o entrar a "tomar un trago" en un bar, y ver los caballos "aparcados" en la puerta, o pasar los días sin parar de conocer gente que te abren las puertas de su casa de par en par,..
Poco a poco, y día a día, el sonido del mar se me ha ido metiendo en el cuerpo, y me he ido asilvestrando todavía más (si cabe!). Me he recorrido la isla a pata, en bici, en coche y a caballo. y como se dice por aqui: esto es filete! bakán! que choro y cómo me tinca la isla!!!! que traducido al lenguaje común significa: esta isla es LA CAÑA.
Dicen que esta tierra tiene su magia y que engancha. Y yo lo de la magia no lo se, pero que estoy enganchada es obvio después de llevar aqui 10 días y habiendo venido para 4. ¿y cuando me vuelvo pal "Conti"?...tic tac tic tac...