Cuando los árboles te impresionan, cuando la naturaleza te quita el habla, cuando los pájaros te detienen para observarlos, cuando la tranquilidad calla tu mente, cuando la gente te sorprende o quieres descubrir una cultura rica, diferente y sorprendente, debes ir al AMAZONAS.
Ese océano verde es un lugar increíble y aunque cada cual tiene "su viaje" y cada uno lo vive de manera diferente, creo que todo el que llega sin grandes planes,con ganas de descubrir el motor del aire que da la vida y dejándose sorprender; llega, vive, se renueva, y queda enganchado al pulmón del mundo.
Yo apenas vi una ínfima parte de él. Me dejé llevar por la sorpresa y decidí cambiar los tours turísticos por un contacto mucho más humano. Me fui a un pueblito perdido en la selva a 80 km al norte de Leticia.
Un pueblo en donde los motores están prohibidos, donde todo es simple y básico. Donde pescar hoy significa llevar comida a casa, y plantar significa asegurar remedio y comida para mañana.
El río les da mucho, la selva les da el resto. Un lugar perdido donde el eco de la ciudad nunca llega y parece que el reloj del mundo se hubiera parado.
Vivir casi 15 días entre entre árboles descubriendo la cultura indígena, alimentando el espíritu en cada conversación, bañándome en el río, remando, paseando, dejándome calar por la lluvia más rica nunca sentida o simplemente disfrutando del simple pasar del tiempo fue un placer reconfortante; Y si no hubiera sido porque tenía un avión que tomar y un gran charco que cruzar, me hubiera quedado una vida.
Dicen por allí que quien bebe agua del río Amazonas vuelve a visitarlo alguna vez.
Espero que el dicho sea cierto porque la intoxicación no pudo conmigo!!
Fotos en breve! i promiss!
jueves, 20 de mayo de 2010
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